martes, 1 de marzo de 2011

Idioteces II (La versión Sevillana de ¡Jo, que noche!)

¡Jo que noche! es una película de Scorsrsse en la que el protagonista por diversos motivos no puede de ninguna manera volver a su casa, y durante toda la noche le van ocurriendo miles de anécdotas surrealistas.

Una vez contado esto, pueden empezar a imaginar lo que me pasó el pasado Jueves. Lo mismo, pero durante el día.
A las 8:30 tenía clase, pero como de costumbre me levanté tarde y llegué cuando las clases ya llevaban una hora empezadas. ¡Empezamos bien el día!. Todo mejora cuando me doy cuenta de que se me ha olvidado el móvil y las llaves del piso... dentro del piso. Me palpo los bolsillos y veo que tengo la cartera, al menos algo sale bien, con un billete de 50, lo que es muy poco práctico si se pretende coger un autobús urbano. Pero en fin, podría ser peor.
A las 10:30, acaba la clase y cuando me preparo para la siguiente asignatura, mis compañeros de clase me revelan que el profesor no viene... Se ha acabado el día de hoy.
¡Perfecto! Me levanto corriendo, me quedo encerrado fuera de casa, y todo para una asquerosa hora de clase... Pero en fin, podría ser peor.
Me voy andando hasta mi piso con la esperanza de que mis compañeros estuvieran allí. Cuando llego, no están. Son las 11:15 de la mañana, y no tengo donde ir. Perfecto, voy a hacer turismo por Sevilla.
Voy andando al Parque María Luisa, donde descanso un rato. Luego me acerco a la Plaza de España, donde da el sol y se está super a gusto. Me siento en el hueco de Ciudad Real, y me quedo dormido en medio de PLAZA ESPAÑA, con miles de turistas mirándome con cara de "pobrecito... es universitario"
Me despiertan unos guiris, y veo que es la hora de comer. Me dirijo al Mcdonald de Puerta de Jerez, y pido 1/4 de libra con queso. (Bien, ya tengo cambio para el autobús). Subo a los salones, y me siente solo en una mesita en una esquinita. El único que come sólo. De hecho, el único español en todo el puñetero Mcdonald. Los demás, guiris. ¿No hay sevillanos en Sevilla?

Termino de comer a las 14:30, y me vuelvo para mi piso en la Macarena... andando. ¿Por qué? Por que soy idiota supongo. Una hora después llego al piso... pero de nuevo nada. Todavía no habían llegado mis compañeros de piso. Pero en fin, podría ser peor.
Me acerco a una plazoleta junto a mi piso y me tumbo en un banco. Donde de nuevo me quedo dormido, a la vista de todos los vecinos que vuelven del trabajo o de recoger a sus hijos del colegio... "¡Madre mía cómo esta esta juventud!" Efectivamente, esta juventud está más tirada en la calle que una colilla.

Me despierto a la media hora y me voy, andando, a la facultad. ¿Cuántos kilómetros he hecho ya? Los suficientes para que me den otra vez la Compostelana del Camino de Santiago.
En la facultad, como no tenía nada que hacer me pongo a leer un libro de programación C C++ y aprendo algunos trucos.
Soy el único que está en la facultad. Todos los demás están en el macrobotellón, o camino de sus pueblos... o en sus casas. Y yo... en fin, empiezo a agobiarme un poco. Pero podría ser peor... ¿o no? Por que, ¿y si mis compañeros de piso se han ido para su pueblo ya? Dios mío ya me veo durmiendo debajo de un puente...
A las 7 de la tarde me vuelvo al piso, casi desesperado. Súper cansado. Con muy mala cara. Pero en autobús.
De camino al piso, me parece reconocer una figura en la lejanía... ¡Sí! ¡Es mi casero! Al que no veía desde hacía un mes por lo menos. ¡ESTOY SALVADO!
Cuando hablo con él le cuento que me he quedado sin llaves, pero por supuesto obvio que llevo todo el día pegando bandazos por Sevilla. Él amablemente me deja sus llaves... luego las recogería.
Entro en casa y... MIS COMPAÑEROS DE PISO NO ESTÁN... ¿Qué clase de hecatombe mundial ha acabado con ellos?
Media hora después, un compañero de clase, me llama para tomar algo en el centro... ¿El centro...? ¡Pero si yo he estado esta mañana ahí! Eso está a tiro de piedra, me voy andando...
Es característico en mi, la poca habilidad para calcular distancias, solo comparable a mi poca habilidad para orientarme en ciudad. Me pierdo. Me llevo casi hora y media andando hasta que doy con el sitio. No hay sillas. De pie. Unas cuantas copas. Después vamos a tomar un mojito... y termino por reventar.
De vuelta, andando hasta mi casa. Las dos de la mañana. Me como un paquete de salchichas y envío un par de correos locos, mientras me río pensando en el día de hoy...
¿A la gente normal le pasan estas cosas? No claro la que no les pasa... ellos son normales.

Pero como ya sabéis, Sevilla da muchos golpes, pero más golpes da la vida...

Alfredo García


No hay comentarios: